Este libro es un mapeo de lo invisible, arqueología de una realidad: la de las trabajadoras sexuales durante el período republicano, la revolución y la guerra. Esta no solo ha sido negada y borrada de todos los mapas (los sociales, los políticos, los académicos e incluso los militantes), sino que sus protagonistas han sido condenadas a la inexistencia. Eso ha obligado a resignificar documentos como las fichas policiales o médicas (los mecanismos de control de los cuerpos de las mujeres), o a reconstruir fragmentos de memoria con los testimonios de terceros, como los que figuran en algunas obras literarias, históricas o biográficas. Todo para comprender en qué contexto tenían que desarrollar sus estrategias vitales y políticas las mujeres que ejercían la prostitución. Frente al hábito histórico e historiográfico que las presenta como agentes sociales de contagio no ya sanitario, sino moral, aquí se da noticia de trabajadoras sexuales enroladas como milicianas, de casas de trabajo colectivizadas o de la creación oficial de un «sindicato del amor». Momentos en los que ellas aparecen como sujetos que