El sistema escolar no se explica por su funcionalidad para la integración social o para las clases dominantes: es un campo de luchas al que constantemente se le atribuyen funciones que es incapaz de cumplir. Tanto la confianza ilimitada en la escuela como su incapacidad para satisfacer las expectativas depositadas en ella son efectos de las dinámicas y tensiones de los campos escolares. Éstos no son instrumentos de las clases dominantes. Primero, porque son el lugar de múltiples luchas y presiones. Segundo, porque son las clases medias las que han afianzado su poder mediante el cierre social que aseguran los títulos escolares, al tiempo que elaboraban un discurso que convertía la cultura en el principal bien de salvación de individuos y sociedades ?discurso que han reproducido los sociólogos de la educación, tanto funcionalistas como críticos.
Este libro critica los supuestos del pensamiento dominante sobre la escuela; analiza la constitución histórica de los campos escolares y las principales dinámicas y tensiones que los estructuran, para finalizar abordando algunos de los temas más controvertidos en educación: el periódico fracaso de las reformas escolares, la reproducción de las desigualdades sociales y la contribución de la escuela a producir nuevas realidades sociales.