Este ensayo propone una lectura polémica y esclarecedora de lo que comúnmente se llama crisis. Argumenta, desde un punto de vista filosófico, no tanto sobre la economía como en torno al discurso económico y sus «contradicciones desacreditantes».
Sin embargo, "El fin del mundo ya tuvo lugar" no se centra en la actualidad, sino que la pone en juego como punto de partida para el desarrollo teórico de diferentes valores del término crisis.
Analiza el paso de los totalitarismos modernos a lo que Scopa denomina «totalismos», los cuales se desarrollan, según el autor, en el marco del colapso de la modernidad. Estos totalismos serían el mayor peligro para las democracias.
En un lenguaje donde la sátira ocupa un lugar no anecdótico frente al deterioro del pensamiento económico, Scopa inventa un personaje sociológico, el cooligan, engendro habitual de los mundos del espectáculo, devastador para la cultura.