Entre las bondades que Google difunde de sí misma no están las 133 webs censuradas en Europa, el sometimiento a las presiones censoras del Gobierno chino o la cancelación de la publicidad del grupo ecologista Oceana 36 para evitar problemas con uno de sus inversores: la Royal Caribbean Cruise Lines. Solo tres ejemplos de como Google Corporation viola los principios de neutralidad y libertad de acceso y expresión en la Red para salvaguardar sus propios intereses. La imagen sobria y luminosa de su página principal oculta un reverso más prosaico y turbio en el que se adentra El lado oscuro de Google. Don t be evil (no seas malo), el lema de cabecera de la multinacional que quiso ser un gigante bueno , entra en abierta contradicción con la agresividad de su política empresarial. El fichaje multimillonario del directivo de Microsoft Kai Fu-Lee, depositario de importantes secretos industriales, o la oferta de 50 millones de dólares a AOL a cambio de romper su contrato con Yahoo!, muestran hasta qué punto Google ha asimilado las reglas de juego de las grandes corporaciones. Pero en su estrategia de expansión,