El tercer volumen de la obra periodística de Albert Londres recoge cuatro reportajes esenciales del autor centrados en la guerra, todos ellos fruto de su testimonio directo. La Gran Guerra (1914) es el relato del autor sobre la Primera Guerra Mundial y su impacto en Reims. Fue también el reportaje que, gracias a su éxito entre el público, le abrió las puertas a sus futuros grandes reportajes de investigación.
Los comitadjis (1932) es el último gran reportaje de Londres, centrado en el terrorismo de los Balcanes, tan inquietante como divertido, y con ecos inevitables del conflicto bélico de los años noventa del pasado siglo.
China enloquecida (1922) y La guerra de Shanghái (1932) nos pintan dos momentos distintos de la China de primer cuarto del siglo XX sometida a conflictos de todo tipo, y en donde reinaban el caos y el desorden. La guerra de Shanghái, que tenía que haberse convertido en el último gran reportaje del autor, le costó la vida a él mismo en un incendio posiblemente provocado en el barco en el que viajaba de vuelta a casa.
Con un estilo directo, incisivo e incluso divertido, Londres comprendía como nadie que «el cometido de nuestro oficio no es complacer, ni tampoco perjudicar, sino meter la pluma en la llaga.»