Bigas Luna es, sin duda, uno de los directores más originales dentro del panorama del cine contemporáneo español. A partir de sus iniciales inquietudes en el campo de las artes plásticas, la videocreación y el interiorismo, supo construir un cine peculiar donde confluían sus intereses como pintor, escritor, diseñador y fotógrafo. A lo largo de su carrera tuvo una voz propia, un universo cinematográfico singular y fácilmente reconocible por sus espectadores, donde la gastronomía, el erotismo, la identidad y sus raíces surrealistas aparecían entreveradas con los recuerdos de su infancia y bajo la influencia de las mujeres que, tanto en la vida como en la pantalla, arroparon, dispararon y moldearon su portentosa capacidad para crear imágenes inolvidables. Director controvertido y contradictorio, descubridor de nuevas estrellas, sus diferentes y cambiantes apuestas estéticas no siempre han sido ni bien entendidas ni bien recibidas por la crítica. Pese a todo, consiguió depurar un estilo cinematográfico único e inimitable, construir un universo fílmico fruto de la lenta decantación de sus múltiple