Sexta edición actualizada
Unos pueblos tienen la toma de la Bastilla, el asalto al Palacio de Invierno, la Revolución de los Claveles o la caída del Muro de Berlín. España, la Transición. Italia tiene Novecento. España, La vaquilla. Al himno español se le perdió la letra. Francia tiene La Marsellesa. Y un salario mínimo que dobla al de España. Esta mirada generacional no discute tanto con lo que se hizo, como con el relato de la Inmaculada Transición. Un relato lleno de mentiras, exageraciones y silencios, donde la gente que se comportó heroicamente ha desaparecido del cuadro y los oportunistas posan sonrientes ocupando todo el retrato.
Mientras la España oficial insiste en las bondades de la Transición, la democracia sigue vaciándose. ¿Dónde están nuestros premios Nobel, nuestras universidades de prestigio, nuestras empresas punteras, nuestros sindicatos ejemplares, nuestros medios de comunicación de referencia? De esa ausencia de alternativas nació el 15-M. La quiebra del bipartidismo fue su efecto político más evidente. Del armario de las viejas recetas salió, de nuevo, otra Transición. Una "segunda Transición" hecha con las mismas armas melladas. Que conduciría, sin duda, a los mismos callejones sin salida.
Sin memoria no hay democracia. ¿Hay alguna lógica política compartida entre Fernando VII y Felipe VI? ¿Por qué cuesta tanto en España que un político dimita? ¿Se parecen en algo la España de Rajoy y la de Cánovas del Castillo? Juan Carlos Monedero ajusta los ?cuentos? de la Transición y pide una mirada más real de aquella época que nos permita alumbrar un futuro menos tenebroso marcado por el auge de los Trump, de la extrema derecha y de las grandes, pequeñas y mediocres coaliciones.