Con el Che Guevara parece no existir el término medio. Para unos fue una especie de nuevo Jesucristo, heroico guerrillero que dio la vida por sus ideales. Otros, por el contrario, ven en él a un asesino despreciable. La biografía de Francisco Martínez Hoyos hace una valoración ecuánime de la trayectoria inverosímil del argentino, que pasó de ser un médico mediocre a convertirse en una estrella de la revolución cubana. Surge así ante nosotros un hombre de carne y hueso enfrentado a situaciones muy difíciles. Era, sin duda, un comunista estricto, enemigo de los privilegios aparejados a todo cargo político. No exigía nada que antes no se exigiera a sí mismo. Pero este afán de coherencia, llevado al límite, se volvió en su contra al convertirle en una figura dogmática, que solo valoraba la amistad de quienes coincidían con sus ideas políticas. Esta intransigencia fue la raíz de su fracaso final: no se dio cuenta de que la experiencia de Sierra Maestra, junto a Fidel Castro, resultaba inviable en escenarios tan distintos como el Congo y Bolivia.
Francisco Martínez Hoyos (Barcelona, 1972) se doctoró con una tesis sobre la JOC (Juventud Obrera Cristiana) bajo el franquismo. Volvió a profundizar en el mundo de los cristianos progresistas con otros estudios, como su biografía de Alfonso Carlos Comín (2009), el conocido artífice del diálogo entre fe y marxismo. Esta pasión por la historia religiosa se refleja, también, en Cristianismo e Islam (2020), acerca de las relaciones entre ambos monoteísmos. Su otro gran centro de interés, el pasado latinoamericano, con especial énfasis en el periodo de las independencias, puede rastrearse en títulos como Francisco de Miranda (2012), El indigenismo (2018) o Las Libertadoras (2019). Antiguo director de la revista académica Historia, Antropología y Fuentes Orales, colabora en medios como Historia y Vida, Diario 16, El Ciervo, Foc Nou o Claves de Razón Práctica, entre muchos otros.