Durante siglos en la historia de la literatura, lo inquietante quedó adscrito al ámbito de lo rural: la oscuridad de los bosques ha engendrado todo tipo de monstruos y de estremecimientos. Era en la espesura donde moraba aquello que estaba fuera del control de los seres humanos, más allá de su lógica, de su poder o de los límites que dibujaban sus mapas. Pero, casi sin darnos cuenta, lo inquietante se ha asentado en el interior de las grandes ciudades. El hallazgo de estos nuevos horrores pone en evidencia que el artificio del bienestar en el que se asentaba nuestra civilización no era más que eso: un engaño, una artimaña con la que mantenernos callados e inmóviles, una nueva forma de esclavitud, miseria y desigualdad bajo el terror de unos amos más humanos, más parecidos a nosotros. Esta antología, que recoge las voces de algunas de las mejores autoras actuales del género, nos sitúa frente al reflejo torcido de un mundo construido en hormigón, un retablo de las ansiedades de los habitantes de la metrópolis: alienación, pobreza, marginación. En estos relatos hay historias sobre futuros truncados y crisi