Como tantos otros hombres, Robert Jensen también tuvo que enfrentarse a este mandato. Sin embargo, con el tiempo se dio cuenta de que nunca sería «lo bastante hombre» según el ideal masculino impuesto por la cultura dominante. Un ideal que no sólo es inalcanzable, sino cuya búsqueda resulta además frustrante y hasta deshumanizadoraApoyándose en el trabajo desarrollado por diversas autoras feministas, Jensen muestra la naturaleza misógina y destructiva de la masculinidad. En particular, revela el papel que desempeña la pornografía, cada vez más accesible y violenta, en la formación y refuerzo de la masculinidad, influyendo en las actitudes de los hombres hacia las mujeres, promoviendo una sexualidad basada en relaciones de dominación y desapego emocional.
Alarmante y sugerente, esta obra plantea cuestiones difíciles pero cruciales sobre la sexualidad y el poder, en aras de alcanzar una verdadera igualdad sexual.
«Nuestra cultura es cada vez más consciente de que los rasgos asociados a la masculinidad —competición, agresión, dominación y represión de las emociones— no sólo guardan relación con la violencia de los hombres contra mujeres y niños, sino que también resultan tóxicos para los propios hombres. Pero los intentos de identificar y poner en valor rasgos masculinos alternativos aumentan, en lugar de reducir, la capacidad de los hombres para alejarse de una posición de dominación. Todo esfuerzo por redefinir la masculinidad para reducir los niveles de violencia debe ir de la mano de una toma de conciencia sobre el peligro inherente a la propia categoría de masculinidad, que debe ser abolida».