Con frescas pinceladas de humor y una sinceridad nada autocomplaciente, Frederik Peeters se adentra en una historia que, con aparente sencillez y una lucidez desarmante, aborda temas tan universales como el amor o la muerte.
Con una soltura gráfica y capacidad narrativa impecables, Peeters nos habla de su historia con Cati, de ese maldito virus, el VIH, que va a condicionar su relación y de todas esas emociones contradictorias que él, ellos, van a tener que superar: ¿compasión, piedad, lástima, sentimiento de culpa o amor puro e inalterable?
Más fresco y positivo que oscuro y fatalista, nos ofrece sin atisbo alguno de sensacionalismo o victimismo fácil la posibilidad de acercarnos al día a día de la enfermedad al tiempo que sorprende la madurez de un creador con 27 años a la hora gestarla.
A pesar de la gravedad del tema, Píldoras azules se presenta como una obra llena de optimismo que ha logrado llamar la atención tanto del aficionado al medio como de amantes de la literatura.