Con el paso de los siglos, los mapas se han vuelto más refinados y más precisos. Si bien, en la actualidad, recurrimos principalmente a los dispositivos digitales para orientarnos, los mapas impresos han seguido evolucionando hasta convertirse en un espacio propicio tanto para la ilustración más vanguardista como para la expresión de datos experimentales o de relatos visuales más personales.
La edición de esta obra hace que los mapas pierdan su carácter efímero y revelen un mensaje duradero en cuyo núcleo se halla la propia naturaleza humana. Más sencillos o más elaborados, pero nunca aburridos, estos mapas representan un estimulante conjunto de narraciones
pensadas para la interacción y el descubrimiento. En última instancia, se trata de contar historias, de rehumanizar el proceso de comprensión de nuestro entorno y devolverle a la cartografía su condición de obra de arte. Con todas sus singularidades, estos mapas son espacios para soñar.