Un buen tebeo (cualquier buen libro) es como una buena casa. No se deben ver los puntales o trucos, debe ser bonita pero útil para tu vida, es preferible que sea atrevida pero también sólida y debe buscar ese flechazo que te hace necesitar entrar dentro y quedarte para siempre. García-Allén lo sabe y, en Nuevas estructuras, presenta la historia de un grupo de arquitectos que, durante unas semanas, viajan a un entorno de naturaleza frondosa a ampliar una casa que se ha quedado pequeña para sus propietarias. Sus vidas, claro, son importantes, sobre todo para ellos. Pero la autora prefiere centrarse en los secretos del espacio, el tiempo, los mecanismos de construcción y, sobre todo, en esa persona al otro lado que está mirando la obra: el lector. Es decir, tú, que no querrás salir de ella.