Las mujeres artistas de las que se trata en estas páginas son el sujeto de conocimiento y el cimiento mismo de la representación, siendo el cuerpo de cada una de ellas un espacio físico y un soporte real sobre el que representar y denunciar las experiencias de su vida, lejos de la mirada falocéntrica, porque sus obras son respuestas adecuadas al estado permanente de violencia y desprecio en contra de las mujeres. Subvertir la mirada masculina sustentada en la falacia bíblica de que las mujeres fueron creadas para el placer de los hombres será el principal objetivo de las obras de estas mujeres artistas, utilizando su cuerpo sin limitaciones, porque las limitaciones únicamente han sido establecidas por el patriarcado.
Los hallazgos recopilados en esta inquietante travesía se presentan en unas imágenes extremas que tienen la capacidad de herir, de suscitar y de hurgar en nuestros tabúes con la intención de desmontar los mitos patriarcales. Por tanto, esta obra pretende conformar otra historia del arte gracias al feminismo, en la que el cuerpo femenino no ha sido modelado ni construido desde el punto de vista patriarcal, sino que todas las mujeres artistas aquí presentes han sido capaces de crear unas representaciones en las que el género no se ha visto suprimido ni desmaterializado, sino reivindicado y negado, al mismo tiempo que cuestionado, deconstruido y reconstruido.
Todo ello es una irreverencia, y eso significa combatividad.