El inmenso mérito de este libro es sin duda, al cruzar la paleoantropología y el desarrollo lingüístico del niño, comandando todos los avances científicos en estos dos campos, poner de relieve que la conciencia y el lenguaje interior se constituyen a partir de un "lenguaje de la vida real" original, no consciente, emanación directa de la actividad material de los hombres. Se confirma así que el único motor de nuestra realidad es la actividad humana, como había planteado Marx, único prescriptor y organizador del lenguaje gestual (gesto de imitación que se convierte en gesto de indicación), que luego se elabora en el lenguaje sincrético que a su vez se diferenciará para dar a luz sucesivamente al sustantivo típico, al verbo típico, hasta la frase misma en su forma constituida. El filósofo marxista vietnamita (1917-1993) ejerció una verdadera fascinación sobre los intelectuales de la Francia de posguerra (Sartre, Derrida, Foucault, Ricoeur, Althusser, Lyotard, Barthes y Merleau-Ponty), en particular a través de su primer libro Phénoménologie et matérialisme dialectique. De vuelta a Vietnam en 1951