Dicen que un escritor no es nada sin sus obsesiones, y esa es la razón que nos ha llevado a pedir a Jose Mari Esparza, Floren Aoiz y Patxi Zabaleta sendas panorámicas sobre la vida política de Víctor Manuel Arbeloa, Jaime Ignacio del Burgo y Rafael Aizpún, figuras se¿eras todas ellas del régimen clientelar sobre el que pivotan, aún hoy en d¡a, los resortes del poder en Navarra. Tampoco hubieran sido nada estos tres tristes trileros sin sus obsesiones: Euskal Herria, el poder y un pertinaz miedo a la democracia.
Extraños compañeros de viaje marcados por sus pasados, Aizpún -en UPN-, Arbeloa -primero en el Partido Socialista de Euskadi en Navarra y posteriormente en el PSN- y Del Burgo -en las numerosas marcas blancas que ha tenido la derecha española en el viejo reino- han sido contradictorios y vehementes en su práctica política, intentando vestir con un ropaje de decencia y coherencia el guiñol sin pies ni cabeza que los titiriteros de la Transición impusieron en Navarra.