La palabra África evoca comúnmente una imagen singular y exótica: un continente en el que se mezclan desiertos, selvas y sabanas sin clara solución de continuidad; un espacio habitado por negros pueblos primitivos y animales salvajes; un lugar al que se aferran la pobreza, el hambre, las guerras y las enfermedades, como si fuera la morada de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. La información que recibimos de los medios de comunicación, del cine, la literatura y los libros de texto parece orientada a reforzar una y otra vez esa imagen. Una imagen que en realidad refleja nuestra forma de ver y entender el mundo y que al observarla nos invita a descubrir la riqueza y los matices de los que hemos despojado a África para que se ajustase a nuestra percepción.
Lucía Alonso Ollacarizqueta es investigadora del Seminario de Investigación para la Paz. Su ámbito de trabajo se centra en África como consecuencia de haber vivido varios años en Zimbabwe. Licenciada en Filología y master en Periodismo, colabora con diversos medios de comunicación y ha contribuido en varias publicaciones.